lunes, 15 de septiembre de 2008

Una de tantas historias

Siempre me acordaré de aquel día en la iglesia, en el entierro de nuestro abuelo Pedro Maleno Muñoz, cuando a mis primos y yo nos dio por reírnos cada vez que el monaguillo sonaba el la campanilla. Cada tin-tin era una mazazo que casi el instrumento que portaba fuese a romperse en pedazos.

En cambio, ahora y con el paso del tiempo, uno lo recuerda con sus muletas luchando por moverse, comiendo con un hambre descomunal, contando sus historietas o sentado en su sillón viendo los toros por la televisión. La verdad es que muchas veces he echado de menos a esta persona que por razones obvias no pudimos conocer en otra situación o contexto temporal.

Este es mi pequeño tributo a un hombre que luchó por sus hijos y que salió adelante a pesar de la guerra civil y sus terribles consecuencias sociales, políticas y culturales.

Donde quieras que estés, un besazo de tus nietos, los Pedros.


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