sábado, 27 de septiembre de 2008

Aquellos maravillosos años......en V. de los Infantes

No hay ocasión en la que un recuerdo con mis primos Pedro Reyes o Francisco Javier me venga a la memoria esos días que pasaba en su casa de Infantes. Ya sé, no les gusta a los infanteños que acortemos el nombre de su localidad a este mínimo. Bueno, que no quiero irme de lo que estaba contando...los recuerdos que tengo de esa grandísima casa, mucho antes que fuese renovada y reconstruída numerosísimas veces, tantas que hay parte que ahora desconozco, son muy agradables. Los patios, la cochera, las habitaciones del primer piso, amplísimas como para jugar al escondite y no terminar nunca, las cocinillas del fondo, la cuadras, etc. son espacios que cada uno tiene su recuerdo.

Por ejemplo, recuerdo algún que otro maitín, para los que desconocen este término tan castizo, la celebración de la Nochebuena, con mis primos en la cocinilla. También, recuerdo jugar por primera vez al ping-pong en esa mesa que no sé si todavía existirá. Es extraño y gracioso pensar que fué allí donde ví por primera vez ese juego que sólamente existía cada vez que iba y que nos pasábamos las horas muertas disfrutando. Además los diferentes patios, el más interior, con las plantas y la palmera de mi tía Isabel, y la piscina móbil en la que nos metíamos cuando éramos muy pequeños. ¡Qué graciosa la foto que me enseñaste, Pedro! Me la tienes que mandar para mostrarla en esta entrada. O bien en la cochera con la canasta de baloncesto...intentando hacer un mate a pesar de nuestra escasa altura. Pero, uno de los recuerdos que tengo más graciosos es un día con el monopatín, mi primo Pedro Reyes y yo, tan pequeños éramos que nos tiramos calle abajo montados en este juguete. Imaginad cómo acabamos....al menos yo recuerdo magullado en las piernas y los brazos....¡normal! pues el patinete cogía una velocidad muy alta y llegaba el momento en el que debíamos de para y teníamos un cruce que debíamos temer, así que nos tiramos de él y así nos fue.

1 comentario:

Maleno dijo...

La canasata sobrevive enredada entre cables de la luz (a ver quién es el guapo que hace un mate ahora) y la mesa de ping pong ha estado en funcionamiento hasta hace algo más de un año. La amorticé utilizándola como mesa de trabajo. Hoy día espera uso empentada a una pared.
En cuanto a la piscina (hecha con lona y por un herrero del pueblo), este año ha tenido un primer intento de resucitar para Ángela (mi sobrinilla de Loren). Pero la niña es todavía pequeña y al final se ha optado por la "versatilidad" de una piscina de los chinos. El tiempo dirá si vuelve a las andadas...